viernes, 22 de octubre de 2010

LA FORJA DE UN IMPERIO. LA ETAPA DE CARLOS V



1. LA MUERTE DE ISABEL (1504): GRAVE CRISISIS DE ESTADO A NIVEL NACIONAL


Para que la unidad nacional acabase cuajando era preciso que un heredero común recibiese todos aquellos reinos y los mantuviese unidos bajo su mando. No obstante, en este sentido la suerte les fue esquiva:


a) Muerte de sus hijos mayores (primero el príncipe don Juan y luego la princesa doña Isabel).

b) Misma suerte de sus nietos: Margarita, esposa de Juan, ya viuda, parió un niño muerto; mientras que el hijo que había dejado Isabel de su segundo matrimonio con el rey de Portugal Manuel el Afortunado, el príncipe don Miguel (en quien estaban depositadas todas las esperanzas de unir la península), también morirá muy de niño en el año 1500.

c) Esto dejaba la sucesión en manos de su segunda hija, Juana desposada con Felipe el Hermoso. Y aquí estaba el riesgo de que todo se fuese al traste, en parte por la supuesta inestabilidad de la princesa Juana, y en parte por la abierta hostilidad de su esposo hacia la política practicada por sus suegros.

Así las cosas, el plan de Isabel para después de su muerte, consistía en que todo se mantuviese igual, como cuando vivía, dando tiempo a que se pudiera producir el relevo generacional. Y éste era precisamente el papel que Isabel deseaba para su nieto Carlos. Vana esperanza porque Felipe pronto se encargó de dar al traste al presentarse en España con Juana e imponer su poder, obligando a Fernando a retirarse a sus dominios aragoneses.

Victoria tan completa como efímera porque poco después Felipe moriría (1506) de modo súbito, posibilitando el regreso de Fernando. El cual todavía protagonizará nuevos episodios exitosos como, por ejemplo, la incorporación de Navarra a la Corona de Castilla en las cortes celebradas en Burgos en 1515; o la conquista de Orán, Bugía y Trípoli entre 1509 y 1511.


2. ¿TORDESILLAS O BRUSELAS?

Mientras tanto, Juana, la verdadera reina, permanecía recluida en Tordesillas desde 1509 (lugar en el que permanecerá hasta su muerte en 1555), lo que propiciará un vació de poder cuando su padre muera en 1516, vacío cubierto por el cardenal Cisneros hasta la llegada de Carlos a España, cosa que ocurriría en 1517, después de casi dos años de espera.

De nuevo se planteaba un problema sucesorio que afectaba a los hijos de Juana, Carlos (criado en los Países bajos) y Fernando, nacido en Alcalá de Henares. Pero es en este momento cuando inesperadamente llegan órdenes de Bruselas para que el príncipe Carlos fuera reconocido no como gobernante de Castilla sino como rey en propiedad, con el problema que esto conllevaba puesto que Juana era la legítima reina, estaba viva y jurídicamente no había sido incapacitada. Y es en este momento precisamente cuando se va producirá un caso inaudito que no admite parangón alguno: Carlos sería nombrado rey conjuntamente con su madre doña Juana. No en vano, en las cortes celebradas en Valladolid en 1518 se llegó a dudar de la incapacidad de Juana.

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