domingo, 16 de noviembre de 2008

PLATÓN O LOS IDEALES POLÍTICOS






PLATÓN O LOS IDEALES POLÍTICOS







  1. VIDA (http://www.webdianoia.com/platon/platon_bio.htm)
    i. Los estudios de Platón
    ii. Los viajes de Platón
    iii. La Academia y sus programas


  2. TEORÍAS:

LA TEORÍA DE LAS IDEAS DE PLATÓN

(http://www.webdianoia.com/platon/platon_fil_ideas.htm; http://www.revistadefilosofia.com/13-02.pdf; http://generacionm.blogspot.com/2005/09/la-caverna-de-jos-saramago.html)

  1. Plan Filosófico. Objetivos de la teoría.
  • POLÍTICO: Platón intenta conseguir la reforma del Estado ateniense, que lo consideraba fuertemente deteriorado por la influencia sofista escéptica. Los que gobiernan deben ser filósofos, no por ambición, sino en conformidad con el mundo de las ideas.
  • ÉTICO: Platón, discípulo de Sócrates, mantiene el intelectualismo moral de éste. Así fundamenta la virtud en el saber. Alguien será bueno y justo si conoce las ideas de bondad y de justicia. Las ideas son eternas e inmutables.
  • CIENTÍFICO: La ciencia (epistéme) trata sobre los objetos estables y permanentes. Los objetos sensibles son cambiantes. Por este motivo, la ciencia necesita entonces de la existencia de las ideas.

2. Contexto histórico


3. Formulación y caracterización de la teoría:

  • Aparece en el periodo de madurez en el que escribe Fedón, Fedro y la República.
  • Tesis fundamental
  • Antecedentes de la teoría
  • Concepto de idea.
  • Dualismo cosmológico: caracterización de ambos mundos.
  • Tipos de ideas y jerarquización: las ideas están jerarquizadas, es decir, unas son más importantes que otras en la escala ontológica, y rigen las superiores sobre las inferiores. En la cumbre de todas las ideas aparece la idea de BIEN (causa última de la verdad y causa última del ser de las cosas). Debajo de ella se encuentran las ideas de BELLEZA, JUSTICIA, UNIDAD y SER. Por debajo, las ideas de opuestos: MOVIMIENTO/REPOSO,IDENTIDAD/DIVERSIDAD,IGUALDAD/DESIGUALDAD; más abajo las ideas MATEMÁTICAS (números, figuras geométricas) y después las ideas de las COSAS SENSIBLES (hombre, caballo, mesa, hoja). Por estar jerarquizadas, el conjunto del as ideas forma un SISTEMA que se presenta como clave explicativa del mundo físico y del mundo moral. Por tanto, el conocimiento de las ideas sirve para conocer las esencias, pero también para orientar el comportamiento moral.

4. Implicaciones

5. Revisión y objeciones

  • No comprende la sintaxis filosófica. Fracasa en cuanto se trata de ver lo grande que es el abismo entre lo universal y lo particular.
  • Platón se halla continuamente en confusión, porque no entiende los términos relativos.
  • Según Platón, el conocimiento y la opinión deben referirse a diferentes cuestiones. Según éste lo que en algún momento puede ser tema de opiniones nunca puede serlo de conocimiento.
  • ¿Existen ideas para todas y cada una de las cosas?
  • ¿En qué medida participan o imitan los particulares de sus correspondientes ideas?
  • Para unir el particular con la Idea hace falta una conexión. Esta conexión ¿es una nueva idea?

domingo, 2 de noviembre de 2008

RECOMENDACIÓN DE ALGUNAS LECTURAS DE CURSO








Parafraseando a Alberto Manguel (Diario de lecturas, Madrid, Alianza Editorial, 2004, pág. 9) hay libros que leemos con superficial interés olvidando una página cuando empezamos la siguiente; los hay que leemos con reverencia, otros que sólo ofrecen información y excluyen cualquier comentario nuestro; otros aún que, como nos han gustado durante mucho tiempo de manea íntima, sólo podemos repetirlos palabra por palabra, ya que los conocemos de memoria. Y otros muchos, por fin, que participan de todo lo anterior y que en lugar de provocar nuestro silencio nos exigen que respondamos con una opinión (no olvidéis que leer es un diálogo), una idea, una pregunta, un recuerdo, un deseo... Los libros que os propongo a continuación como lectura de curso espero que sean de estos últimos:




  • CAPRA, Fritjof, La ciencia de Leonardo. La naturaleza profunda de la mente del gran genio del Renacimiento, Barcelona, Anagrama, 2008. Fritjof Capra demuestra que Leonardo fue el «padre (no reconocido) de la ciencia moderna». A partir del examen de más de seis mil páginas de los cuadernos de notas que han sobrevivido, Capra explica que Leonardo abor­dó el conocimiento científico con la mirada del artista. Sus estudios de las formas vivas y de las inertes lo con­vierten en un precursor del enfoque empírico y siste ­mático de la observación de la naturaleza, lo que hoy se conoce como método científico. Las exploraciones cientí­ficas de Leonardo abarcaban un espectro muy amplio. Estudió los patrones de vuelo de las aves para crear al­gunas de las primeras máquinas de volar. Con su conoci­miento de las palancas, las trayectorias y las fuerzas, di­señó armas. Estudió óptica y las funciones del corazón humano. Era un genio de la mecánica, y sin embargo su visión del mundo no era mecanicista, sino orgánica y ecológica. «Hace que nos preguntemos, al igual que Capra, si la historia de la ciencia no habría sido muy diferente de haber sido publicadas las notas en su tiempo y no cua­trocientos años después de su muerte» (Oliver Sacks).
  • CRITCHLEY, Simon, El libro de los filósofos muertos, Madrid, Taurus, 2008.«¿La muerte? No pienso en ella». Si este comentario, atribuido a Jean-Paul Sartre, es cierto, entonces él era único entre los filósofos. Ya que, como Simon Critchley muestra en este original y estimulante libro, la cuestión de qué puede considerarse un «buena muerte» ha sido, desde tiempos muy remotos, la preocupación central de la filosofía.Pero ¿qué hay de las propias muertes de los filósofos? De las 190 que aquí se relatan, muchas son extravagantes, y abundan las historias de locura, asesinatos, suicidio y padecimiento. Heráclito murió asfixiado en el estiércol; Empédocles se zambulló en el Etna esperando convertirse así en un dios; las últimas palabras de Hegel, refiriéndose a sí mismo, fueron: «sólo un hombre me ha comprendido en la vida, y aun él creo que no me comprendió»; Jeremy Bentham se hizo disecar, y se halla, a la vista de todos, en el University College de Londres; Nietzsche sufrió una lenta y estúpida muerte a raíz de haber besado a un caballo en Turín...Desde la autoburla de los maestros zen en los haikus en su lecho de muerte hasta las últimas palabras de los santos cristianos o de los sabios contemporáneos, El libro de los filósofos muertos inspira tanto diversión como reflexión. Como Critchley demuestra con brillantez, observar de cerca lo que los grandes pensadores dijeron de la muerte resulta ser una optimista indagación sobre el significado y la viabilidad de la felicidad humana. Para aprender a vivir hay que saber morir. Puedes leer un fragmento del libro en la siguiente dirección: http://www.casadellibro.com/capitulos/9788430606771.pdf
  • PAYNE, Stanley G., España. Una historia única, Madrid, Temas de Hoy, 2008. A continuación os reproduzco tal cual la crítica que al mencionado libro de Payne le hace el profesor Ricardo García Cárcel (véase el Cultural del ABC, publicado el sábado día 22 de noviembre, pág. 20): " No se si Stanley G. Payne es «el hispanista más prestigioso» como reza el subtítulo del libro que acaba de publicar este historiador. Lo que, sin embargo, es incuestionable es que se trata de uno de los grandes del hispanismo anglosajón. Payne nació en 1934 en Denton, al norte de Texas. A partir de 1955, comenzó a dedicar su investigación a España. Conoció a algunos de los exiliados españoles en Estados Unidos (González López, Eloy Vaquero, González Malo, Joaquín Maurín, Francisco García Lorca?). Maurín lo puso en contacto con Julián Gorkin que, a su vez, lo presentó a Ridruejo. Antes de viajar a España estuvo en París donde conoció a José Antonio Aguirre y a Rodolfo Llopis. Llegó a España en 1959 y su primer contacto en nuestro país fue con Vicens Vives. Después, trató mucho a Juan Linz y Javier de Lizarza. Escribió en la Universidad de Columbia su tesis doctoral sobre la Falange. Volvió a España en 1967 para trabajar sobre el Ejército, tema al que dedicó también un libro. Obra inmensa. Se asentó como catedrático en Wisconsin y desde entonces ha publicado, entre otros libros, La Revolución española (1970); Historia de España y Portugal (1973); El nacionalismo vasco (1974); El fascismo (1982); El régimen de Franco (1987); La primera democracia española: la Segunda República (1933); Historia del fascismo (1995), Franco y José Antonio (1997); Unión Soviética, comunismo y revolución de España (2003) y, por último, los tres libros publicados en La Esfera de los Libros (El colapso de la República. Los orígenes de la Guerra Civil -2005-; Cuarenta preguntas fundamentales sobre la Guerra Civil -2006-; Franco y Hitler. España, Alemania y la Segunda Guerra Mundial -2008-). Una obra, como puede verse, inmensa. El libro que ahora edita Temas de Hoy es una síntesis de lo que han constituido las principales inquietudes de Payne como historiador e hispanista. La primera evidencia es su sutileza a la hora de huir del maniqueísmo simplista. Ni el complejo de superioridad redentorista de algunos hispanistas foráneos ni el paternalismo romántico superficial. Payne aborda todos los problemas de la historia reciente de España, haciéndose permanentemente preguntas que rompen los tópicos y verdades repetitivas, y relativizando la distribución de las responsabilidades, sin apriorismos ni complejos. Valores de la transición. En la tercera parte del libro se dedica a recorrer algunos de los grandes debates historiográficos en torno a la República y a la Guerra Civil, poniendo en evidencia la escasa cobertura de republicanos históricos con los que contó la República, la compleja serie de causas que explican la llegada de ésta (la significación de 1934 y la «tesis de la quiebra» de la República constitucional, las iniciativas para evitar la contienda, la naturaleza del plan de los rebeldes, la explicación exógena?), la dialéc-tica Madrid-Moscú, la conexión de la Guerra Civil con las guerras mundiales, la significación de José Antonio y las peculiaridades del fascismo español, el perfil de Franco o el papel del ejército. Lo más novedoso respecto a la obra ya publicada de Payne quizá sea, en este apartado del libro, sus reflexiones finales sobre la polémica en torno a la memoria histórica, donde cuestiona las tesis que pretenden enterrar los valores de la transición como presunto pacto forzado de olvido y denuncia la sublimación paralela del mito de la República feliz. La segunda característica de la obra de Payne que este volumen permite ratificar es su capacidad para el contraste comparativo que cuestiona el complejo de la excepcionalidad hispánica. Por eso, me parece impropio el título del libro. A mí me ha interesado especialmente, la segunda parte, en la que elabora un ensayo de la Historia de España, donde revisa sistemáticamente no sólo los tópicos tradicionales de lo que él llama el «Gran Relato Nacional» sino las revisiones deconstruccionistas de las últimas décadas. La revisión de la revisión aplicada a la valoración del goticismo, los orígenes de la Reconquista, las relaciones cristiano-islámicas, la Cruzada como ideología nacional, el occidentalismo español, la significación del Imperio y del nacional catolicismo, la interpretación de la decadencia, el valor de la tolerancia y el liberalismo? Barridos los viejos mitos, se entierran también los nuevos: el indigenismo astur, el idilio de las tres culturas, la tibetanización de España, el síndrome de fracaso...Nuevos mitos. Hoy es fácil cuestionar los tópicos clásicos, pero es muy difícil tan sólo matizar los nuevos mitos que la historiografía revisionista ha fabricado a lo largo de las tres décadas de democracia. Payne lo hace con valentía y con extraordinarios conocimientos. Un libro no políticamente correcto, muy de agradecer en los tiempos que vivimos".
  • SARAMAGO, José, El viaje del elefante, Madrid, Alfaguara, 2008. José Saramago, un 'cervantino' admirador de Kafka y Borges, cree que la mejor novela surge de la imaginación y no de las vivencias. Se muestra escéptico con la literatura ibérica, donde apenas ve con el premio Nobel a dos escritores. "Es un libro donde no se notan ni los 86 años ni la enfermedad que he tenido que soportar", asegura Saramago que también confiesa que, sólo por esa circunstancia, la obra tiene ya para él un carácter especial y le ha mostrado que mantiene la vitalidad creativa. "Le han llamado un libro luminoso. Es un libro que no tiene nada de tétrico y podría tenerlo", afirma el autor, para quien su más reciente producción esta "llena de humor" y no refleja nada de lo que pudo pensar, sentir o imaginar cuando, hace un año, una afección pulmonar le obligo a ser hospitalizado en un estado grave. Desde su austero despacho en la sede lisboeta de la fundación que lleva su nombre, el escritor recuerda, ya recuperado, que apenas había escrito 40 de las 260 páginas de esta obra, "una metáfora de la propia vida humana", cuando tuvo que interrumpirla. Su terminación fue "una gran victoria" tanto por el hecho de sanar y poder concluirla como por "decirse a sí mismo que la capacidad creativa no se agotó", admite Saramago al recordar que estuvo "entre esto y aquello, y en algún momento más próximo de aquello que de esto". La obra, que salió este mes en Portugal y se presenta la semana próxima en Brasil, se publica cuando el escritor portugués acaba de cumplir 86 años y conmemora diez de la concesión del Nobel, dos "coincidencias" que le obligan a romper la vida tranquila que le gusta llevar en Lisboa o la isla de Lanzarote. El relato: en el libro -un cuento muy largo y no una novela para su autor- la nobleza, los militares y la Iglesia no salen bien parados y Saramago asegura que su crítica "no la hace de forma gratuita sino porque es necesario desmitificar instituciones, o lo que sea, que se nos presentan como algo sin lo que no podríamos vivir." En la historia del traslado de Lisboa a Viena de un elefante regalado en el siglo XVI por el rey de Portugal al archiduque de Austria, Saramago recurre a esas técnicas narrativas y la obra juega con el papel didáctico del Quijote, "de alguien que tiene algo para proponer, para enseñar". En materia estilística, en "El viaje del elefante", Saramago hace una doble afirmación de sus postulados literarios sobre la figura del narrador, que rechaza de plano, y la función oral y estética de las mayúsculas y los signos de puntuación. "Lo que cuenta no es tanto la experiencia, lo que cuenta es la imaginación, la capacidad de inventar", sostiene Saramago, quien recalca: "Eso es la literatura". Con esta obra, el Nobel luso cree haber resuelto el problema "instituyendo la figura del autor-narrador", que no sólo se limita a contar la historia sino que interviene con comentarios, algunos anacrónicos, y revela que dicta a su antojo en el relato. "Lo mejor que me ha ocurrido -confiesa- es estar veinte años sin publicar nada y prácticamente sin escribir". "Cuando a finales de los 70 vuelvo a la escritura tenía casi 60 años. Con esa edad normalmente la obra de un escritor está hecha, en lo esencial, y yo no tenía nada", sentencia Saramago resumiendo con dureza su producción de entonces. En 1977 el 'Manual de pintura y caligrafía', marca un renacer del viaje literario en el que ahora acaba de completar otra travesía: "La crítica lo tomó como una especie de manifiesto -evoca el Nobel- donde sin que yo me diera cuenta se contenían ya las ideas que serían desarrolladas en las novelas siguientes". Ese recorrido narrativo concluye por ahora en el viaje de miles de kilómetros de un elefante "que no tiene nada que ver con lo que está pasando alrededor suyo", observa el escritor, y una conclusión casi cómica, con "algo de irrisorio", cuando, muerto el animal, le cortan las patas para convertirlas en un ornamento. Sin duda estamos ante un escritor cervantino. Este "cervantino" admirador de Kafka y Borges, cree que la mejor novela surge de la imaginación y no de las vivencias y se muestra escéptico con la literatura ibérica, donde apenas ve con el premio Nobel a dos escritores. Aunque cuesta arrancarle los nombres, el Nobel portugués destaca en el panorama de las letras españolas al extinto Gonzalo Torrente Ballester que "mereció y no tuvo" el galardón y que ni siquiera ve suficientemente reconocido en su propio país. En Portugal "hay quien aspira al nobel desde antes que lo tuviera yo -señala Saramago- y todavía lo espera", pero ve a Gonçalo M. Tavares como el mejor exponente de una nueva generación, "con la que ha regresado la imaginación, la invención, el gusto del idioma, la palabra", y puede conseguir el premio dentro de un par de décadas. "Hay quien dice que yo soy un escritor cervantino -abunda-, digamos que de tercera o cuarta categoría, porque a Cervantes no lo iguala cualquiera". Un capítulo del libro os lo podéis descargar en el siguiente enlace http://www.alfaguara.santillana.es/novedades/
  • JACKSON, Gabriel, Negrín, Barcelona, Crítica, 2008. Si hay algún dirigente republicano denostado (todos lo fueron) hasta la crueldad más insaciable por los vencedores de la guerra civil, éste fue, sin duda alguna, el doctor Negrín. Por su parte, los gobiernos democráticos posteriores a la dictadura no han tenido el coraje --o nunca tuvieron la más mínima intención-- de reivindicar una figura que no hace más que ennoblecerse con el paso del tiempo. El gran historiador norteamericano Gabriel Jackson, que hace 40 años escribió el que, sin duda, fue durante decenios el mejor libro sobre la República y la guerra civil, nos ofrece aquí una visión poliédrica de Juan Negrín como fisiólogo, como médico, como profesor, como lingüista y como gestor financiero. Y nos cuenta cómo el doctor Negrín sacrificó su vida de científico, primero, para consagrarse por entero a la joven República española y, más tarde, para defenderla hasta el fin contra el levantamiento militar. Tanto en su condición de ministro de Hacienda responsable del envío del oro de la República a la Unión Soviética, como en su papel de jefe del Gobierno dispuesto a cooperar con los asesores militares rusos y, sobre todo, a llevar hasta el límite su consigna de "resistir es vencer", la figura de Juan Negrín que se nos aparece aquí de la mano de Jackson, quien no oculta ni minimiza ninguno de sus fallos como ser humano, es no ya la del líder más capaz de todos los de la República, sino también la de un estadista de talla europea que supo ver con mayor lucidez que sus colegas británicos o franceses en qué iban a desembocar las agresiones de Hitler y Mussolini.
  • MÉNDEZ, Alberto, Los girasoles ciegos, Barcelona, Anagrama, 2004. Un capitán del ejército de Franco que, el mismo día de la Victoria, renuncia a ganar la guerra; un niño poeta que huye asustado con su compañera niña embarazada y vive una historia vertiginosa de madurez y muerte en el breve plazo de unos meses; un preso en la cárcel de Porlier que se niega a vivir en la impostura para que el verdugo pueda ser calificado de verdugo; por último, un diácono rijoso que enmascara su lascivia tras el fascismo apostólico que reclama la sangre purificadora del vencido. Son historias de los tiempos del silencio, cuando daba miedo que alguien supiera que sabías. Cuatro historias, sutilmente engarzadas entre sí, contadas desde el mismo lenguaje pero con los estilos propios de narradores distintos que van perfilando la verdadera protagonista de esta narración: la derrota. Premio Nacional de Literatura 2005, Premio de la Crítica 2005, Premio Setenil 2004. Una interesante recensión sobre el mismo podéis encontrarla en http://www.literaturas.com/v010/sec0601/libros/resena-05.htm
  • TODOROV, Tzvetan, El miedo a los bárbaros, Galaxia Gutenberg/ Círculo de lectors, Barcelona, 2008. Tzvetan Todorov quizás sea uno de los intelectuales de hoy con más sentido común, es decir, siguiendo ese espíritu de la Ilustración: uno de los más civilizados. El miedo a los bárbaros es una admirable meditación sobre lo civilizado y sobre lo bárbaro, pero también un ensayo, de gran sutileza, sobre nuestras posibilidades, individuales y colectivas, de entendernos con los otros y desarrollar al tiempo nuestros anhelos desde la doble perspectiva de la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad. Bárbaro es quien no reconoce en el otro la igualdad humana, que el civilizado, en cambio, admite. Para el bárbaro la diferencia del otro es una amenaza, para el civilizado (ese heredero crítico de Hume, Rousseau y Kant, por poner tres figuras caras a Todorov), algo que debo aceptar en el horizonte de un marco mayor (el de la justicia, los derechos universales, etc.) y también la característica de mi propia posibilidad. El miedo a los bárbaros no sólo inventa al enemigo sino que nos barbariza. El contexto histórico de las reflexiones de Todorov es el actual: un espacio de choques y relaciones tensas entre las democracias occidentales y el mundo musulmán en primer lugar, pero también de la presencia de inmigrantes de culturas distantes y distintas, de la salvaguarda de los logros institucionales y sociales occidentales y el terrorismo, con su respuesta: la invasión, la guerra. Lejos de situarse en el lugar del bien, nuestro autor sabe que la mejor forma de luchar contra los males ajenos es no imitarlos. Defensor de las diferencias culturales, lo hace siempre sin perder el horizonte de la convicción moral que se articula en los derechos humanos. Creo que el capítulo «La guerra de los mundos» supone una notable aportación en el deslinde entre aspectos religiosos y políticos, entre los límites de la identidad y el reconocimiento de lo que nos une y nos ampara en la diversidad. Ilustración y modernidad. Esta obra se apoya en una rica exploración previa. Todorov ha escrito varios libros que están relacionadas con el anterior: El espíritu de la Ilustración (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores) es una visión crítica que supone la revisión (refundamentación) de los presupuestos en los que se sustenta nuestra modernidad, desde la tecnología y la idea de Europa a la tensión entre la autonomía individual y la finalidad y responsabilidad colectiva. Por otro lado, Todorov se hace cargo de un lugar que ya es común: la Ilustración supuso el inicio de una autoridad a nivel del hombre, no sobrenatural, y el corolario: el desen-cantamiento del mundo o, más filosóficamente, la pérdida del estatuto metafísico para nuestras certezas y creencias. Entre los males, Todorov se hace cargo de la sospecha recaída sobre los ilustrados de que en ellos se halla el fundamento ideológico del colonialismo europeo del siglo XIX y comienzos del XX. La universalidad de los valores sería el concepto invasivo, y de hecho, autores como Lévi-Strauss, añado por mi cuenta, han defendido el relativismo cultural, de manera compleja, es cierto, frente al optimismo, digamos, de un Condorcet. Diferencia. Otro monstruo que se le atribuye a la Ilustración es ser madre de los totalitarismos modernos: sustrayendo el conocimiento de la tutela de la moral y a la verdad, del bien, el hombre erige los valores que cree convenientes en nombre de la razón, de la clase obrera o de la revolución. Todorov cita en este sentido a algunos detractores cristianos del siglo pasado: Eliot, Solzhenitsyn, pero quizás habría que señalar que es una crítica que también se ha hecho, y de manera más rigurosa, desde el pensamiento liberal y desde los desmitificadores del marxismo, desde Berlin hasta Papaioannou. Todorov, que no es relativista, reivindica la herencia ilustrada del reconocimiento del otro en su extrañeza y diversidad, no como instrumento de la encarnación de nuestro ideal sino en cuanto que humanidad común: el cultivo de la diferencia en el reconocimiento de lo que la permite: los derechos humanos. Dicho de otro modo: Todorov lee el legado de la Ilustración dando un valor fuerte a las nociones de autonomía, laicismo, verdad y universalidad. Rousseau. De Rousseau decía Berlin que era el padre del romanticismo, del individualismo, pionero del socialismo, comunismo, liberalismo democrático? También habría que hablar de los tópicos que falsamente se le atribuyen a Rousseau, tal como el de creer en el buen salvaje? Todorov no ignora su influencia y trata de desbrozar este legado en su Frágil felicidad (Gedisa), como antes de ambos hiciera con lucidez Ernest Cassirer. Esta inteligente obrita repasa varias de las ideas del autor del Emilio e ilumina con la vida de Rousseau muchos de los admirables embrollos relativos al ciudadano, el solitario, la moral, la educación individual y colectiva. Una frase admirable del gran padre de todo: «Nuestra más dulce existencia es relativa y colectiva, y nuestro verdadero yo no está por completo en nosotros». Así, tanto Rousseau como Todorov, nos enseñan a desterrar el bárbaro de nosotros mismos.
  • DELIBES, Miguel, El hereje, Madrid, Ediciones Destino, 1998. Hace trece años un asiduo a la tertulia que Miguel Delibes frecuentaba en Valladolid le enseñó un ensayo sobre los luteranos en esa ciudad. De esa "sorpresa" nació en 1998 "El Hereje", la última novela del escritor, que Destino con motivo del 10º aniversario de su publicación. "Quizá la idea -que recrea la historia de un foco protestante en el Valladolid del siglo XVI- nació de una sorpresa", ha desvelado Delibes en una reciente entrevista con Efe, en la que explicaba que la novela se gestó en una tertulia celebrada en Valladolid tres años antes de su publicación. Un día de 1995, un tertuliano, abogado penalista, le enseñó un capítulo que Marcelino Menéndez y Pelayo le dedicaba en su "Historia de los heterodoxos españoles" al foco luterano de Valladolid. Delibes, que cumplió el 17 de octubre 88 años, escribió la novela entre la primavera de aquel año y el 29 de septiembre de 1998, cuando se publicó, y la redactó en Sedano (Burgos), donde tiene una casa, y su domicilio de Valladolid. El Hereje, una de las novelas más largas, densas y complejas que Delibes ha escrito, supuso de alguna forma el arranque de lo que luego sería una prolífica veta: el relato histórico que, como él mismo dice, "ha criado bien". La que, según ha asegurado, es su última novela porque "el escritor se acabó hace diez años en el quirófano", es la única dedicada íntegramente a la ciudad de Valladolid, en la que por primera vez la nombra de forma explícita, en una suerte de pago de cuentas desde el punto de vista afectivo y literario. "De vez en cuando hay que echar un pulso a los deseos" para acometer proyectos literarios de la envergadura de "El hereje", afirmaba Delibes en una entrevista. La novela contiene también alguna de las claves y constantes de su obra, ya que narra la vida de un perdedor, está ambientada en su ciudad natal, la historia no engulle a la ficción y fue escrita entre Valladolid y Sedano, los dos puntos cardinales de su autor.Muy interesante ressulta la entrevista que el pasado sábado día 1 de noviembre de 2009 le hacía el periódico ABC y que podéis leer en la siguiente dirección: http://www.abc.es/20081101/cultura-cultura/dejemonos-franquismo-transicion-constitucion-20081101.html







A VUELTAS CON EL CONTRACTUALISMO

¿Cómo sería la vida del ser humano si no hubiera leyes ni gobierno? Las teorías contractualistas surgen en el mundo con el ascenso de...