viernes, 30 de diciembre de 2011

TAREA NAVIDEÑA. FILOSOFÍA Y CIUDADANÍA



Os recuerdo que al regreso de nuestras vacaciones navideñas habréis tenido que leer el libro de lectura que hayáis escogido, del cual os examinaré el viernes 13 de enero de 2012. En  dicha prueba podréis tener delante el libro de lectura para responder a las cuestiones que se os planteen. Dicha prueba se valorará como un examen parcial.

Por otro lado, debéis de leer el artículo que os entregué en el que se analiza la relación entre ética y política a lo largo de su historia. De dicho artículo tendréis que pergeñar la correspondiente recensión a fin de elaborar una síntesis del mismo.

Siguiendo con el tema que nos ocupa, os reproduzco a continuación un artículo que aparecía el pasado día 29 de diciembre el el diario El País en el que se traen a colación una serie de lecturas que, a criterio de los firmantes del artículo, deberían de leerse antes de gobernar.

Lejanos ya los tiempos en que Baltasar Gracián consagraba El político a mayor gloria de Fernando el Católico y Maquiavelo dedicaba El príncipe al Duque de Urbino, los políticos actuales no parecen tener quien les escriba, más allá, eso sí, de plúmbeos informes, dudosos discursos y puede que hasta autobiografías complacientes. No falta sin embargo quien acceda a recomendarles lecturas para el buen gobierno. Clásicos para comprobar que la política es tan vieja como la misma polis. Economistas laureados para pensar la crisis lejos de las consignas aprendidas. Historiadores con consejos para no repetir los mismos errores del pasado.- Isabel Burdiel, Premio Nacional de Historia. "Le recomendaría a un hipotético líder, y a la ciudadanía, que leyesen un libro extraordinariamente útil para entender la historia reciente y el presente: Algo va mal, de Tony Judt. Tampoco vendría mal leer las columnas periodísticas de dos Premios Nobel de Economía, que tienen entre otras ventajas su claridad expositiva: Paul Krugman y Joseph Stiglitz. Se puede estar o no de acuerdo, pero sus argumentos sobre la crisis actual, su génesis y las medidas a tomar merecen ser sopesados".- Darío Villanueva, secretario de la RAE. "Pienso en dos, aún a riesgo de que ya se hayan leído: Pensar Europa, de Edgar Morin, y Los cimientos de Europa, del que fuera mi maestro en la Universidad, Enrique Moreno Báez. Este es más raro: lo publicó Taurus en 1971 y lo reeditamos póstumamente en 1996, con algunos capítulos inéditos. Los dos libros se complementan. Bien está la Europa del euro y el mercado común, pero también la de la cultura, las ideas, las lenguas, la ciencia, el arte, las literaturas y las Universidades".- Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea. "No es difícil recomendar libros a los políticos que no leen, que tienen a alguien que lee para ellos. Uno sería en inglés, para que el presidente fuera familiarizándose con un idioma que tendrá que utilizar. Fue compilado en 1997 por un conocido historiador, Mark Mazower, y se titulaThe policing of politics in the Twentieth Century. Es una buena guía para saber cómo políticos no tan lejanos tuvieron que abordar los conflictos, controlar las resistencias, convivir con dictaduras o democracias. Todo historia, pero muy actual. Quizás el segundo lo haya leído ya: La fiesta del chivo, de Vargas Llosa. Si no quiere volver a leerlo, uno más clásico, que nunca cansa: A sangre fría, de Truman Capote. Si ha leído los dos, pasaría el examen".- Francisco Rico, miembro de la RAE. "Obviamente, Maquiavelo, pero Discursos sobre Livio mejor que El príncipe; Gracián, pero Oráculo manual mejor que El político; yCervantes, pero mejor Pedro de Urdemalas que los consejos de don Quijote al gobernador Sancho Panza. Todos son espejos de conductas políticas".- Victoria Camps, catedrática de Ética. "Algo va mal, de Tony Judt, un diagnóstico de la errónea forma de vivir de nuestro tiempo; y La société des égaux, de Pierre Rosanvallon, certera explicación de los factores que han engendrado las grandes desigualdades, y propuesta de una nueva filosofía de la igualdad. Si no sirve porque no hay traducción española, puede ser Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades, de Martha Nussbaum".- Reyes Mate, investigador del CSIC. "Discurso de la servidumbre voluntaria, de De la Boëtie, publicado en 1576. El autor medita sobre el enigma de la política: ¿por qué los de abajo se empeñan en someterse a los poderosos como si en ello estuviera su salvación? Pueden incluso rebelarse contra unos y a la vez esclavizarse a otros. La política es noble porque no se aprovecha de esa querencia por el pan y se esfuerza en seguir el camino de la libertad. Y luego el diálogo platónico Protágoras, versión política del mito de Prometeo. Este enseña el arte del fuego a los humanos para defenderse de las fieras. Como estos usan las armas para matarse entre ellos, los dioses mandan a Hermes con los dones del "sentido moral y la justicia" a fin de que el hombre aprenda "el uso político del poder". Y el cuento de Dich Whittington, El traje nuevo del emperador, ya que el poder produce cargos con tendencia a la adulación que se afanan en tapar las miserias del superior con discursos tan impotentes como el traje del emperador. Mucho me temo que para el ciudadano adulto, como para el niño del cuento, el rey va desnudo".- Amelia Valcárcel, catedrática de Filosofía moral y política de la UNED. 
"¿Lecturas para un político español? En París más de una vez me he encontrado a Dominique de Villepin comprando libros. En España jamás he visto a un político en una librería. Será que no voy a las buenas. Un gobernante no tiene más obligaciones lectoras que cualquier persona con cierta formación, pero a veces no se llega ni a eso. Parece que la lectura es perjudicial para la salud, pero a todo político español le vendría bien leerMater dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, de José Álvarez Junco, para entender las raíces del país. O Isabel II. Una biografía, a cargo de Isabel Burdiel. Por mi oficio, tal vez debería recomendar a algún filósofo, pero no sé si tengo ánimo para pedirle a un gobernante que se atreva con la Fenomenología del espíritu, de Hegel.

martes, 20 de diciembre de 2011

TAREA NAVIDEÑA DE CIENCIAS SOCIALES. UN CUENTO DE NAVIDAD

La tarea navideña que os planteo es la siguiente:
  •   Leer Un cuento de Navidad de Charles Dickens  y responder a las cuestiones que os planteo a continuación: autor, argumento, estructura, contexto histórico en el que hay que encuadrar la obra y que, de hecho, sirve de inspiración al autor (este es el aspecto fiundamental del trabajo y deberás poner ejemplos sacados de la historia de todo lo que argumentes), en qué se basa Dickenspara escribir esta obra, personajes, grupos sociales que aparecen reflejados en el cuento y ejemplos, situación de los niños en la Inglaterra del siglo XIX, qué condiciones crees que les resultaban especialmente adversas para esos niños teniendo en cuenta el contexto histórico.
  • Del dossier de clase realizar las actividades 3 a 21 de la página 13, y del vocabulario que aparece en la página siguiente, los 30 términos.

Todos los ejercicios y actividades se realizarán en el CUADERNO y deberán presentarse el día 10 de enero (grupos A, C y D), y el día 11 el grupo B.

Aquí os dejo un clásico, un regalo:









Por último, mis buenos deseos para estas fechas festivas de la Navidad. Un tiempo litúrgico, pregón de fiesta y alegría. Sin alegría, sin gozo interior, como dice nuestro hemano Enrique,no tendría razón nuestro vivir cristiano. ¡Feliz Navidad para tod@s y que el próximo año nos depare muchos éxitos para todos!


TEMA 3: LA FILOSOFÍA COMO RACIONALIDAD PRÁCTICA. TEORÍAS ÉTICAS CLÁSICAS

    LA RAZÓN PRÁCTICA Y EL CONOCIMIENTO MORAL

La teoría ética de Kant se denomina formalismo moral y se encuentra expuesta en dos obras fundamentales de Kant: La Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785) y la Crítica de la razón práctica (1788).

En la Crítica de la razón pura (en coherencia con su plan de desarrollo de una filosofía trascendental, en esta obra tratará fundamentar la moral, es decir, de analizar lo que la razón pone por sí misma para constituir y guiar nuestro comportamiento moral), Kant hizo un notable esfuerzo por explicar cómo era posible el conocimiento de los hechos y hasta dónde era posible el conocimiento de los objetos. Éste era posible merced a la conjunción de dos elementos: las impresiones sensibles procedentes del exterior y ciertas estructuras a  priori que el sujeto impone a tales impresiones, a saber, las formas de espacio-tiempo y las  categorías o conceptos puros. Ahora bien, parece claro que el hombre necesita también conocer cómo ha de obrar, cómo ha de ser su conducta: la razón posee también una función moral, en correspondencia con la segunda de las preguntas kantianas. Esta doble vertiente de la razón (conocimiento de objetos-conocimiento moral) es la que expresamos  por medio de la distinción entre razón teórica y razón práctica. No se trata de la existencia de dos razones, sino del hecho de que la razón posee dos funciones. La razón teórica se ocupa de conocer cómo son las cosas, la práctica de cómo debe ser la conducta humana. Además esta diferencia también se manifiesta en el modo totalmente distinto en que una y otra expresan sus principios o leyes: la razón teórica formula juicios (el calor dilata los metales), la práctica, imperativos o mandamientos (no matarás).

2.       EL FORMALISMO MORAL

Antes de nada conviene señalar cómo no hay que confundir ética material con materialista. Lo contrario de una ética materialista es un ética espiritualista, lo contrario de una ética material es una formal.

a)      Las éticas materiales es aquella ética que tiene contenido. Dicho de otro modo, establece un bien supremo, así como las normas o preceptos encaminados a alcanzarlos. Toda ética material parte de que hay bienes, cosas buenas para el hombre y, por tanto, comienza por determinar cuál es, entre todos ellos, el bien supremo o fin último. Una vez establecido tal bien supremo, la ética establece unas normas o preceptos encaminados a alcanzarlo. Esto significa, en términos de ética material, que la bondad o maldad de una conducta humana dependerá de lo que se considere como bien supremo. De tal modo, que los actos serán buenos cuando nos acerquen a la consecución de tal bien, y malos cuando nos alejen.

b)      Crítica de Kant a las éticas materiales: son empíricas (porque a Kant le aterroriza la idea el hecho de que una ética sea empírica ya que lo único que pueden mostrar es una enorme variedad de fines), sus preceptos son hipotéticos o condicionales ya que vinculan la corrección moral a la bondad del fin perseguido); son egoístas ya que se actúa por el interés de logar su felicidad y no porque sea un deber moral ineludible el obrar bien; y, por último, son heterónomas pues sus criterios morales no están dados por el propio sujeto.


c)       La ética formal de Kant:

Ø  Para Kant una ética formal es una ética vacía de contenido en ninguno de los sentidos en que lo tiene la ética material: no establece ningún bien o fin que  haya de ser perseguido y, por tanto, no nos dice lo que debemos de hacer sino cómo debemos de actuar, la forma en qué debemos de obrar.
Ø  Por ello, para Kant una ética ha de ser: a priori; desinteresada; ha de formular imperativos categóricos, es decir, para todos e incondicionales; ya ha de ser autónoma.
Ø  Así pues, un hombre actúa moralmente, con buena voluntad, cuando obra por deber. Kant distingue tres tipos de acciones: contrarias al deber, conforme al deber (legalidad) y por deber. El deber según Kant es “la necesidad de una acción por respeto a la ley” (fundamentación…, op. cit.,). Dicho de otro modo, el valor moral de una acción no radica en algún fin o propósito a conseguir, sino en la máxima, en el móvil que determina su realización o cumplimiento, cuando este móvil es el deber.
Ø  La exigencia de obrar moralmente se expresa en un imperativo que no es hipotético sino categórico. “Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal”.



3.       LIBERTAD, INMORTALIDAD Y EXISTENCIA DE DIOS

Son los postulados de la razón práctica. El término postulado ha de entenderse aquí en su  sentido estricto: algo que no es demostrable, pero que es supuesto necesariamente como condición de la moral misma. 

A continuación os dejo una serie de videos sobre los temas tratados en clase que espero sean de vuestro agrado.







Os dejo también el el enlace correspondiente al programa de RTVE, Pienso, luego existo, que todos los domingos a las 23h emite una serie de interesantísimas entrevistas con filósofos españoles actuales. 'Pienso, luego existo' es un programa que retrata en primer persona a algunos de los principales filósofos, ensayistas y pensadores del panorama español contemporáneo. A partir de sus propias voces, se realiza un recorrido por su vida y, sobre todo, por sus ideas. Gracias a este programa podemos conocer su trayectoria, su visión del mundo y sus reflexiones sobre las grandes cuestiones e inquietudes del ser humano, así como sus referentes filosóficos y artísticos, y los momentos y revelaciones que han marcado su pensamiento. Mi recomendación de hoy son los programas dedicados a JAVIER SÁDABA y VICTORIA CAMPS.

Por último, mis buenos deseos para estas fechas festivas de la Navidad. Un tiempo litúrgico, pregón de fiesta y alegría. Sin alegría, sin gozo interior, como dice nuestro hemano Enrique,no tendría razón nuestro vivir cristiano. ¡Feliz Navidad para tod@s y que el próximo año nos depare muchos éxitos para todos!

lunes, 12 de diciembre de 2011

LA HISTORIA DE ESPAÑA A TRAVÉS DE SUS CENSOS DE POBLACIÓN

La Oficina del Censo Electoral, encuadrada en el Instituto Nacional de Estadística, es el órgano encargado de la formación del censo electoral y ejerce sus competencias bajo la dirección y la supervisión de la Junta Electoral Central.

La Oficina del Censo Electoral tiene Delegaciones Provinciales. Los Ayuntamientos y los Consulados actúan como colaboradores de la Oficina del Censo Electoral en las tareas censales.

La Oficina del Censo Electoral lleva a cabo las competencias que le asigna la ley electoral en la elaboración del Censo Electoral y en el desarrollo de los procesos electorales. También ejerce otras dos funciones destacadas: certifica la inscripción en el censo electoral de los firmantes de las iniciativas legislativas populares y efectúa el sorteo de candidatos a jurados.

El censo electoral contiene la inscripción de quienes reúnen los requisitos para ser elector y no se hallen privados, definitiva o temporalmente, del derecho de sufragio.

El censo electoral está compuesto por:

- El censo electoral de españoles residentes en España (CER).
- El censo de los electores residentes-ausentes que viven en el extranjero (CERA).

Y es único para todos los tipos de elecciones que se celebran en España, a excepción de elecciones municipales incluidas las elecciones a Cabildos, a Consejos Insulares, al Consejo General del Valle de Arán y a Juntas Generales, que es indispensable figurar inscrito en el CER.

Además contiene:

- El censo electoral de extranjeros residentes en España (CERE) para las elecciones municipales
- El censo electoral de extranjeros residentes en España (CERE) para las Elecciones al Parlamento Europeo.

El censo electoral es permanente y su actualización es mensual con referencia al día primero de cada mes. Los electores pueden presentar reclamaciones al censo electoral en cualquier momento.

La actualización mensual del censo electoral se realiza fundamentalmente con la información recibida de oficio de los Ayuntamientos, Oficinas Consulares, encargados del registro Civil y con las reclamaciones al censo electoral que resulten estimadas.

Durante cada mes se forma el censo cerrado el día primero de ese mes con las variaciones enviadas a la Oficina del censo Electoral hasta el penúltimo día del mes anterior y tramitadas ese mes.

El censo electoral vigente para una elección es el cerrado el día primero del segundo mes anterior al de la fecha de su convocatoria, con las inscripciones de quienes tengan la mayoría de edad el día de la votación.

Con la información recibida de los Ayuntamientos, Consulados y encargados del Registro Civil, la Oficina del Censo Electoral procede a la actualización mensual del censo electoral.

El censo electoral actualizado se mantiene a disposición de los interesados para su consulta permanente en los Ayuntamientos, Consulados o en las Delegaciones Provinciales de la Oficina del Censo Electoral, donde los interesados pueden presentar reclamaciones a sus datos de inscripción.

En este proceso de elaboración del censo electoral, la Oficina del Censo Electoral tiene las siguientes competencias concretas:

a) Puede dirigir instrucciones a los Ayuntamientos, Consulados y a los responsables del Registro Civil.
b) Puede inspeccionar ayuntamientos y Consulados.
c) Controla y revisa de oficio las altas y las bajas tramitadas por los órganos competentes y elabora un fichero nacional de electores.
d) Elimina las inscripciones múltiples que no hayan sido detectadas por los Ayuntamientos y Consulados.
e) Resuelve las reclamaciones contra las actuaciones de los órganos que participan en las operaciones censales.




Interesante también para conocer la evolución de la población española resulta el siguiente enlace que nos permite acercarnos a la istoria de España a través de sus cifras. Por otro lado, con motivo de la elaboración de los Censos de Población y Viviendas 2011, el Instituto Nacional de Estadística ha seleccionado una muestra de documentación y material librario que hace un recorrido por las principales operaciones de recuento y registro de la población desde el siglo IX.
Además de la exposición que puede visitarse en la sede central del INE desde septiembre hasta noviembre de 2011, se ha realizado una presentación digital que permite el acceso a los contenidos de esta muestra a todos los usuarios interesados. El folleto de puede consultarse en el siguiente enlace, así como el material expuesto.

La historia de los censos de población en España ha de iniciarse, necesariamente, con una mención de los Vecindarios realizados por la monarquía hispánica a lo largo de los siglos XVI y XVII. Estas operaciones, cuya principal característica es la de intentar averiguar el número de vecinos existente en los diferentes lugares del reino de Castilla, tenían fines puramente fiscales. La unidad investigada -el vecino- nos resulta un tanto difícil de definir con precisión y, por esta razón, su conversión en número de habitantes es una operación aún no resuelta de forma satisfactoria.
Por todo esto, la verdadera historia de los censos de población en España comienza en 1768, año en el que el Conde de Aranda da las ordenes oportunas para que se inicien los trabajos encaminados a averiguar la verdadera población de esta Monarquía para de esta forma poder promover ideas útiles al Estado, según los sexos y las edades.
Foto: Conde de ArandaLa realización de este Censo del Conde de Aranda se encomendó a los obispos que recibieron las instrucciones oportunas para que, a través de los párrocos de sus respectivas diócesis, se recogiesen los datos requeridos de los diferentes lugares de las mismas de acuerdo con un formulario único.
En este formulario se debía de resumir la población de dichos lugares en una tabla de doble entrada de acuerdo con seis grupos de edad, sexo y estado civil.
Dado que los resultados obtenidos con estos trabajos no fueron tan satisfactorios como se esperaba, el Conde de Floridablanca preparó la ejecución de un nuevo Censo de población.
El primer paso para la ejecución de este Censo se dio cuando, por Real orden de 1785, se ordenó a los intendentes de las diferentes provincias que remitiesen una relación de todos los pueblos de las mismas a fin de crear un Nomenclátor que delimitase el campo de actuación.
Foto: FloridablancaLos trabajos para la ejecución del Censo de Floridablanca se iniciaron en 1787 de acuerdo con las instrucciones contenidas en la Real Orden del 28 de julio de 1786.
En este caso, se encomendó la ejecución del mismo a los intendentes de cada provincia que se encargarían de hacer llegar a las autoridades civiles de cada lugar (alcaldes, regidores...) un cuestionario único en el que se debían de consignar los datos solicitados.
En el cuestionario se debía de resumir la población en una tabla de doble entrada similar a la utilizada en 1768. Además se debía de clasificar la población de acuerdo con una tabla de ocupaciones de 23 clases.
Foto: Censos de Manuel GodoyEl siguiente Censo de población sería ejecutado por orden de D. Manuel Godoy en 1797 dándose la circunstancia de que, en este caso, tan sólo conocemos los resultados obtenidos por el mismo, publicados en 1801, siéndonos desconocidos los detalles de su ejecución.
Las guerras napoleónicas y la inestabilidad política de la época posterior impidieron la ejecución de nuevos censos hasta que en 1857 se ejecutó un nuevo Censo de población que sería publicado en 1858. En este nuevo Censo se utilizó por primera vez la división en provincial aprobada en 1833 y que sigue vigente en la actualidad. También fue novedosa la clasificación de la población en establecida y transeúnte. Hay que decir que los mismos responsables de este Censo advirtieron, en el momento de su publicación, de la poca fiabilidad de las cifras obtenidas recomendando, en consecuencia, que se realizase un nuevo Censo tan rápidamente como fuese posible a fin de poder aprovechar la experiencia acumulada.
Siguiendo estas recomendaciones, se realizó otro Censo en 1860 de forma mucho más cuidadosa que el anterior y cuya principal novedad, además de la fiabilidad de los datos, consistió en ofrecer tablas de población por instrucción elemental, clasificación de población por unos intervalos de edad más completos y, sobre todo, calcular la población de derecho.
Foto: Censo 1897Aunque en el Real Decreto de 1858 que ordenaba la realización del Censo de 1860 se preveía que este tipo de operación se debía de renovar cada cinco años, un nuevo periodo de inestabilidad política impidió este propósito de tal manera que el siguiente Censo no se realizó hasta el año 1877, ya bajo la el reinado de Alfonso XII y siendo jefe de gobierno Martínez Campos. Los siguientes Censos se realizaron en 1887 y en 1897, cerrándose así la serie de censos realizados en el siglo XIX.

viernes, 9 de diciembre de 2011

La ética aristotélica. Fin, felicidad y virtud

1.     Plan Filosófico. Objetivos de la teoría

Ø  La ética se ocupa de estudiar la justificación racional de las normas morales que rigen la conducta humana. Parte siempre de una determinada concepción del ser humano, es decir, de una antropología, referida a un contexto histórico y humano determinado. Aristóteles elaboró dos grandes tratados de ética: la Ética a Eudemo («eudemiana»), durante el segundo período y con influencias pitagóricas; y la Ética a Nicómaco («nicomáquea»), ya en su madurez como pensador. Las ideas más representativas de la ética aristotélica se hallan en esta última. Se trata de una ética «eudemonista», es decir, una ética de la felicidad. Pero es también una ética de la virtud, el medio por excelencia para alcanzar la felicidad.
Ø  La ética era considerada por Aristóteles una ciencia práctica, es decir, una ciencia que establece normas que orientan el comportamiento humano, lo que se debe hacer. La ética, la política, son ciencias prácticas. No olvidemos además que ética y política tienen en común el considerar el considerar el Bien práctico. Así, las dos se requieren mutuamente. El individuo sólo puede alcanzar la felicidad en la ciudad, y el Bien del a ciudad comporta a su vez el de los ciudadanos.
Ø  Puesto que el hombre es un ser sociable, la ética se refiere en última instancia a la dimensión comunitaria y social del ser humano, que cristaliza en formas de comportamiento habituales, tanto personal como colectivamente. Estas formas de comportamiento habituales son las costumbres, y configuran el carácter personal o colectivo.
Ø  Como vemos, el carácter empirista de Aristóteles vuelve a primar en sus reflexiones sobre la praxis. En la ética inicia su labor desde un estudio de la naturaleza humana. En la política lo hacía desde el análisis de los regímenes políticos y constitucionales existentes.
Ø  Por lo tanto, su objeto consiste en la filosofía de las cosas humanas. Su propósito principal no es estudiar y pensar en el bien en sí, sino ayudar a ser bueno. Lo que busca, por lo tanto, es orientar la acción moral o praxis del ser humano para llegar a ser bueno.
Ø  Pero ser bueno, y por tanto pleno, significa ser feliz. El fin de la vida del ser humano, y el fin de la ética, es por tanto la felicidad. La ética de Aristóteles s una ética eudemonológica.
Ø  No obstante, la ética de Aristóteles es también naturalista, porque su fundamento se encuentra en el ser humano como ser natural, como physis. Además significa que está fundamentada en su antropología y en su psicología. La vida moral, al igual que la intelectual, se asienta sobre las funciones vegetativas y sensitivas del alma, y sobre las condiciones impuestas por el cuerpo, que es inseparable del alma. Todo lo anterior indica que el fin del ser humano es la plenitud de su substancia de su naturaleza. Y eso implica que los bienes son tal si llevan al ser humano a su plenitud, y el bien supremo es la felicidad. Para conseguirlo necesita vivir de un modo determinado, pues para Aristóteles la felicidad no es un estado, sino un tipo de vida (bíos) que exige adquirir ciertos hábitos de comportamiento, las virtudes.


2.     La teoría ética

a)      La felicidad como fin de todas las acciones

El planteamiento inicial de Aristóteles en relación con la ética era probablemente el mismo que se hacía en la Academia de Platón: Si la moral es el arte de «vivir bien», ¿qué es “lo bueno” para el ser humano? ¿Cuál es el Bien supremo, el fin último de todos sus actos? Pensaban que la felicidad (eudaimonía). Pero suele haber muchas disputas a la hora de precisar en qué consisten la felicidad y el bien supremo. Aristóteles hace una revisión crítica de las diversas teorías conocidas sobre la felicidad y la ética. Entre los discípulos de Platón, unos valoraban más la vida activa del político, cuyo bien supremo debería ser la gloria y la virtud. Otros preferían la vida contemplativa del filósofo, y su aspiración a la sabiduría. Y otros preferían la vida placentera, la búsqueda del placer como bien supremo. La teoría de las Ideas incluía la consideración del Bien como Idea suprema. Pero Aristóteles rechaza que el Bien pueda ser el ideal, porque hay muchos tipos de bienes totalmente diferentes entre ellos. Además, considera que la ética debe partir de los hechos (empirismo moral), en lugar de ser tratada exclusivamente desde un punto de vista teórico. Según Aristóteles, la felicidad no necesita ningún bien exterior. «Se basta a sí misma», y consiste en el ejercicio perfecto de la actividad propia del ser humano (lo mismo que para un músico la felicidad tiene que ver con poder tocar su instrumento preferido). En concreto: «La felicidad es la actividad del alma dirigida por la virtud. [...] La vida de las personas virtuosas no necesita el placer como un accesorio: el placer lo hallan en sí mismas, pues las acciones virtuosas son agradables por sí mismas. [...] Pero es evidente que la felicidad no puede prescindir de los bienes exteriores» (Ét. Nic. I, 8 y 10).
Al final de la Ética a Nicómaco Aristóteles afirma que la actividad más propia del ser humano y la que mayor felicidad le proporciona es la contemplación teórica, la sabiduría. Así, el empirismo ético conduce a Aristóteles a una postura ecléctica: la felicidad consiste en unir sabiamente la virtud, la contemplación y los bienes exteriores. Será buena toda acción que conduzca al fin del ser humano, y mala toda la que lo obstaculice o se oponga a él. Bien es aquello a lo que tienden todas las cosas por naturaleza.


b)     La teoría de la virtud: análisis de la virtud como fundamento de la ética aristotélica.

La virtud (areté): Significa, literalmente, excelencia, mérito, perfección, inteligencia, fuerza, energía, nobleza de ánimo, generosidad, alteza. Es una disposición del alma, una capacidad y aptitud permanente que inclina a comportarse de una manera determinada. No tiene nada que ver con el intelectualismo socrático, que identificaba virtud con conocimiento. Aristóteles da a la voluntad mucha importancia en relación con la virtud. La conducta sólo será justa o buena si el individuo actúa a sabiendas y mediante una decisión consciente, firme e inquebrantable, decide acometer una acción por sí misma. La virtud incluye conocimiento, voluntad firme y una elección reflexiva de los medios necesarios para llevar a cabo una acción. La virtud se adquiere mediante el ejercicio (poniéndola en práctica) y el hábito (éthos): «para que un hombre se haga justo es necesario que practique la justicia». De esta manera Aristóteles rechaza que seamos virtuosos por naturaleza (de nacimiento) o mediante aprendizaje. La virtud es el modo de ser de una persona, expresado a través de sus acciones («praxis»). Cuando se convierte en hábito, la virtud expresa la manera de ser de una persona en relación con la realidad que le rodea: es su modo de estar en el mundo, en la política, en la economía, en la cultura y en el Estado. Es su actitud ante el dinero, la familia, el Estado y la felicidad. Aristóteles afirma que la virtud consiste en un término medio, un equilibrio entre dos extremos igualmente viciosos y alejados de la virtud. P.ej.: el valor es un “justo medio” entre el miedo y la temeridad. En relación con el bien y la perfección, la virtud se halla en el punto más alto. Esto recuerda en parte a las simetrías pitagóricas, adoptadas por Platón y utilizadas en la medicina griega de la época («medida» natural). Aristóteles señala que ese término medio no puede establecerse en abstracto o en general, sino de acuerdo con las circunstancias de cada uno. En cada caso, el individuo sensato y prudente sabrá escoger el justo medio. Con estos elementos apunta una definición precisa: «La virtud es, pues, una disposición selectiva que consiste en un término medio respecto a nosotros, definido por la razón y como lo decidiría un hombre prudente» (Ét. Nic. II, 6, 1106 b 36). La referencia al término medio parece relacionada en Aristóteles con su concepción del equilibrio universal, que hace del cosmos un todo ordenado y bello. El cosmos muestra un orden establecido por una inteligencia superior, de manera que nunca se pasa del frío extremo al calor ni viceversa, sino que hay una transición progresiva (la primavera). Ni se pasa sin más del día a la noche, porque el atardecer constituye el período intermedio. Este orden cósmico es el que el ser humano, un «microcosmos», debe tener como referencia para comportarse racionalmente. Este orden cósmico debería tener también su reflejo en la pólis. Aristóteles distingue, además, dos clases de virtudes: 

a) morales (éticas), de las que no hace ninguna clasificación.
b) intelectuales (dianoéticas), entre las que cita la prudencia (phrónesis), la virtud propia de una persona sensata; y la sabiduría (sofía), culminación de la vida moral. En este sentido, la virtud es el cultivo de todas las cualidades personales, una huida de la mediocridad. No es simplemente la repetición mecánica de actos o prácticas virtuosos.

ORIENTACIONES PARA REFLEXIONAR

  1. La misma idea de felicidad. Podemos contraponer lo que hoy entendemos generalmente por felicidad a la concepción aristotélica. Nuestro concepto de felicidad está fuertemente condicionado por nuestra relación con el consumo, la riqueza, el bienestar. ¿Qué diría Aristóteles sobre el papel del bienestar, las riquezas en lo que llamaríamos la "vida buena"? También en nuestra valoración sobre la ética de Aristóteles podemos tener en cuenta nuestra valoración de la ética de Platón. ¿Qué ventajas e inconvenientes vemos en ambas aportaciones?
  2. En una sociedad multicultural como la nuestra existen modos diversos de existencia, de vida. ¿Qué papel positivo piensas que puede jugar la idea aristotélica de la "virtud", de la prudencia entendida como "término medio"?
  3. En el terreno ético y político Aristóteles se muestra más "realista" que Platón. ¿cómo valoras el realismo aristotélico? ¿qué ventajas e inconvenientes encuentras en sus planteamientos?
  4. Podemos comparar también la ética de Aristóteles con los planteamientos éticos de Nietzsche, y valorar sus aportaciones.

TEMA 3: LA FILOSOFÍA COMO RACIONALIDAD PRÁCTICA

1. La filosofía práctica

1.1. Dimensiones y características de la filosofía práctica (vid., pág. 42 libro de texto)

2. La ética y moral

2.1. Moral y ética: conceptos fundamentales (apuntes; pág., 45-46 libro de texto)

2.2. La acción moral y sus elementos (apuntes; pág., 43-44 libro de texto)

2.3. Teorías éticas clásicas (apuntes; pág., 167-173 libro de texto)

2.4. La libertad y responsabilidad (pág., 47 libro de texto).

3. La filosofía política

3.1. Naturaleza y tareas de la filosofía política. Las dos grandes escuelas de filosofía política (apuntes; libro de texto págs., 48 a 50)

3.2. Ética y política: relaciones a lo largo de la Historia (vid., artículos).

3.3. La concepción filosófica del Estado y génesis histórica del concepto de ciudadano (vid., libro de texto págs., 182 a 188 y 208-209)

3.3.1. La Antigüedad: la concepción organicista.
3.3.2. La Modernidad: el contractualismo clásico (vid., documento)
3.3.3. El neocontractualismo del siglo XX.














lunes, 7 de noviembre de 2011

TEMA 2: LA FILOSOFÍA COMO RACIONALIDAD TEÓRICA


Tema 2. Verdad y realidad

1.      Introducción: grandes problemas de la metafísica occidental

1.1.   ¿Qué es la realidad para ti? ¿Cómo la definirías?
1.2.   ¿Qué contenido y elementos de reflexión se incluyen en la pregunta por “lo que hay”?
1.3.   Dalí (1904-1989) trató de llamar la atención sobre la importancia que posee para nosotros el mundo inconsciente, el mundo de nuestros deseos y pulsiones, que no responde a las reglas lógicas de la realidad física. ¿Qué pensador hizo de los sueños una de las claves que nos desvelaba nuestro mundo inconsciente? ¿Cómo se llama su método?
1.4.   Relación entre conocimiento, lenguaje y realidad.
1.5.   Explica qué entendemos por subjetividad trascendental. ¿Por qué este concepto colabora en la constitución de lo que denominamos realidad? ¿Puede la subjetividad trascendental modificarse? Y si es así ¿qué se infiere de ello?
1.6.   Explica por qué no podemos acceder a la “realidad en sí”.
1.7.   ¿Qué son según Kant los elementos a priori de la sensibilidad?
1.8.   ¿Qué quiere decir que todo nuestro conocimiento procede de la experiencia? ¿Qué elementos intervienen en el acto de conocer además del objeto percibido?
1.9.   Explica qué son las “categorías”
1.9.1.     ¿Qué utilidad tienen?
1.9.2.     ¿Por qué existen diversas categorías?
1.9.3.     ¿Qué es una red conceptual?
1.9.4.     ¿En qué sentido podemos hablar de estratos o niveles de realidad?
1.9.5.     ¿Qué papel juega el sujeto en la percepción y construcción de la realidad?


2.      ¿Qué es conocer? Reflexiones filosóficas acerca del conocimiento

1.      Conocimiento y representación.
2.      Teorías del conocimiento.
2.1.   Realismo.
2.2.   Idealismo.
2.3.   Hermenéutica.
3.      Conocimiento y realidad:
3.1.   El falsacionismo de Karl Popper.
3.2.   La Escuela de Frankfurt.
3.3.   Gadamer y la corriente hermenéutica.

3.      La verdad como cuestión.
3.1.   La verdad como adecuación. ¿En qué consiste?
3.2.   ¿En qué se dan la verdad o la falsedad?
3.3.   Señala las objeciones contra la teoría de la verdad como adecuación
3.4.   La verdad como coherencia: ¿en qué consiste?
3.4.1.     ¿qué tiene que ver la idea de un saber absoluto con la teoría de la coherencia?
3.5.   La teoría pragmatista de la verdad
3.5.1.     ¿Qué es el pragmatismo?
3.5.2.     ¿Cómo se entiende el pragmatismo en las teorías científicas?
3.6.   Criterios de verdad y alcance del conocimiento
3.6.1.     ¿Qué es el escepticismo?
3.6.2.     ¿Qué problemas plantea la “evidencia” como criterio de verdad?
3.6.3.     Diferencias entre “criterio de verdad” y “criterio de certeza”.
3.6.4.     Enumera los principales criterios de verdad.


A VUELTAS CON EL CONTRACTUALISMO

¿Cómo sería la vida del ser humano si no hubiera leyes ni gobierno? Las teorías contractualistas surgen en el mundo con el ascenso de...