jueves, 9 de abril de 2009

LA RESTAURACIÓN


1. La implantación de la Restauración

Se denomina Restauración al periodo de la historia de España (1875-1931) en que se produjo la reposición en el trono de la dinastía borbónica en la persona del hijo de Isabel II, Alfonso XII (1875-1885), tras el Sexenio Democrático y la experiencia de la dinastía Saboya y la Primera República. La Restauración comenzó el 29 de diciembre de 1874, con el pronunciamiento de general Martínez Campos en Sagunto, que supuso el final de la I República, presidida entonces por el General Serrano. Los casi cincuenta años de duración de este período concluyeron con otro pronunciamiento militar el 13 de septiembre 1923, que dio paso a la dictadura de Primo de Rivera.

SIGNIFICADO DE LA RESTAURACIÓN

La Restauración, cuyo principal artífice fue Antonio Cánovas del Castillo, supuso el desarrollo de la mo­narquía borbónica y el desarrollo de un régimen liberal-conservador no democrático.

Ø Por una parte, se trataba de crear un sistema po­lítico compartido por todos los sectores bur­gueses, de forma que ningún grupo se viera obli­gado a recurrir al pronunciamiento militar o a la movilización popular para acceder al poder

Ø Por otra parte, había que asegurar la exclusión de las clases bajas de la vida política, protago­nistas, a su juicio, del desorden del Sexenio De­mocrático.


EL PROGRAMA POLÍTICO

El programa político de los alfonsinos se plasmó en el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cá­novas, en noviembre de 1874, en nombre del futu­ro Alfonso XII. Recogía los siguientes aspectos:
El principio monárquico se definía en virtud de la legitimidad histórica y no como fruto de la de­cisión de una asamblea política; se defendía una monarquía constitucionaly se proclamaba un sentimiento patriótico, católico y liberal.

El Manifiesto respondía a los intereses de quienes buscaban un orden liberal estable así como poner fin al deterioro político, a la guerra carlista y a la in­surrección cubana. Finalmente, aunque Cánovas era partidario de una transición pacífica, el príncipe fue proclamado como nuevo rey tras el pronunciamiento de Sagunto, protagonizado por el general Martínez Campos.


LOS INICIOS DEL RÉGIMEN


La puesta en marcha del régimen fue obra de un Mi­nisterio-Regencia presidido por Cánovas, en el que participaron figuras de procedencia política muy va­riada. La obra de este gobierno se puede resumir en cuatro aspectos:

-Preparó la llegada del rey Alfonso XII (1875­1885) a España.

-Revisó la política del Sexenio Democrático. Restableció el matrimonio canónico, limitó la libertad de de imprenta y prohibió que los profesores univer­sitarios explicaran en sus cátedras doctrinas con­trarias a[ dogma católico y a[ régimen monárqui­co. En respuesta, varias decenas de catedráticos abandonaron la universidad y muchos de ellos crearon la Institución Libre de Enseñanza (1876), uno de los centros educativos y científicos más influyentes de España.

-Puso fin a los conflictos bélicos abiertos: la guerra carlista concluyó en febrero de 1876 con la derrota del pretendiente don Carlos, el exilio de miles de carlistas y la abolición de los fueros en las provincias vasco-navarras, mitigada en 1878 ­con el establecimiento del concierto económico. La guerra de Cuba, declarada en 1868 con el convenio de Zanjón de 1878. Sin embargo, la paz no fue duradera, ya que la guerra reafirmó el nacionalismo cubano y abrió la isla a los intereses económicos de Estados Unidos.

-Realizó un nuevo texto constitucional


LA CONSTITUCIÓN DE 1876

Dicho texto constitucional que recoge el pensamiento de Cánovas estuvo vigente desde 1876 hasta 1923, por lo que estamos ante la constitución más duradera en la historia de España. El proyecto constitucional fue discutido en las cortes del año 1876, elegidas por sufragio universal masculino y resultó aprobado con el 87 %de los votos. Los aspectos más esenciales de esta constitución son los siguientes:


-La monarquía era la pieza esencial del sistema político, no en vano, el rey se convirtió en árbitro de la situación y amplió sus poderes: participaba en la función legislativa; promulgando y sancionando leyes; podía convocar, suspender y cerrar las cortes; nombraba a los ministros y disponía del mando supremo de las fuerzas armadas, lo cual contribuyó a crear una relación especial y directa entre el rey y el ejército.
-Se adopta una soberanía compartida entre el rey y las cortes
-Las Cortes eran bicamerales, el Congreso de los Diputados, elegido por sufragio censitario, y más tarde universal; y por otro lado el Senado, formado a partes iguales por miembros elegidos y por senadores vitalicios nombrados por la Corona
-Se acordó la tolerancia religiosa, la religión del Estado era el catolicismo aunque se permitía otros cultos pero en el ámbito privado.

Esta constitución se caracterizó por su breve contenido, ya que posteriormente se promulgaron leyes para cuestiones como los derechos fundamentales, la administración de justicia o la articulación de la vida municipal. En 1878 se aprobó el sufragio censitario que dio derecho al voto a los propietarios y a aquellas personas con un alto nivel de instrucción o títulos académicos. Este nuevo sistema redujo la participación en 1881 al 5% de la población. No obstante en 1890 se volverá al sufragio universal masculino.



2. El sistema político


La estabilidad política de la Restauración se basaba en la alternancia pacífica en el poder entre dos fuerzas políticas, conservadores y liberales, conside­rados partidos dinásticos. La alternancia o turno significaba dos cosas:

-El fin del exclusivismo político, característico de la etapa isabelina.

-La supresión del recurso al pronunciamiento militar o a la insurrección para recuperar el poder.

El sistema requería el acuerdo entre los políticos para compartir el poder y la intervención de la Corona para asegurar ese compromiso.



LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Los partidos políticos existentes durante la restauración no nacen espontáneamente. Hasta 1880 – 1885 se va a vivir un juego de alternancia y exclusiones que llevan a la creación de dos partidos políticos que se alternarán el poder.

Partido Liberal Conservador

Este partido estaba formado por moderados y antiguos unionistas, además de un número de católicos. Más que por una cohesión ideológica, se caracteriza por la agregación de facciones afines. Desde 1884 el partido Liberal-Conservador se denomina conservador. Estaba apoyado por clases dirigentes del Sur, grandes propietarios agrarios y clases medias. Los líderes más importantes de este partido fueron Cánovas, Francisco Silvela, Antonio Maura y Eduardo Dato.

Partido Liberal Fusionista

El partido liberal fusionista nació el 2 de mayo de 1880. Era una unión de antiguos constitucionales bajo Amadeo I, unionistas de izquierda y progresistas. Defendían los derechos individuales, el sufragio universal, la responsabilidad judicial de las autoridades, la introducción del jurado y la iniciativa constitucional. Estaba apoyado por demócratas, clases medias y altos funcionarios, medios urbanos y antiguos revolucionarios de la septembrina (Gloriosa). Sus líderes más importantes fueron Sagasta, Montero Ríos, Moret y Canalejas.


El TURNO


En el Pacto de El Pardo (1885) los conservadores y los liberales establecieron un sistema de rotación en el poder que se mantuvo hasta la Primera Gue­rra Mundial. Cuando el partido en el poder se veía sometido a fuertes presiones internas, el rey llamaba a gobernar al otro partido. Para conseguir el respaldo de las Cor­tes, imprescindible en un régimen parlamentario co­mo el que diseñaba la Constitución de 1876, se pre­paraban nuevas elecciones, que eran manipuladas para que el resultado satisficiera al nuevo gobierno y respetara a la oposición.

La representación parlamentaria se distribuía entre una mayoría del partido en el poder, la presencia de todos los jefes de las tendencias del otro partido dinástico y un muy limitado número de diputados del resto de los partidos.



El falseamiento del sistema electoral

El funcionamiento del turno descansaba sobre dos condiciones pactadas:

-La implicación de la Corona como árbitro en­tre los partidos. El rey podía decidir cuándo con­venía sustituir un partido por otro, lo cual aseguraba la estabilidad del régimen pero impedía la democratización y la expresión de la voluntad popular.
-El falseamiento electoral, que era el medio capaz de crear las mayorías parlamentarias.

La práctica de este falseamiento era favorecido por un abstencionismo de más del 80% y un analfabetismo cercano al 75%. El falseamiento consistía en dos fenómenos: el encasillado y el pucherazo. En el encasillado, el ministro de la gobernación era el encargado de elaborar el encasillado o nómina de diputados que tenían que salir elegidos en cada circunscripción. A menudo sucedía que el nuevo diputado no provenía ni había estado nunca en la circunscripción en la que había sido elegido; a estos diputados, con cierto sarcasmo, se les denomina “cuneros”.

Los pucherazos afectaban a todas las fases del proceso. Al elaborar el censo, éste se inflaba con el nombre de un gran número de difuntos o desconocidos; así, el día de las elecciones, algunos funcionarios subalternos votaban en su nombre. Otras veces, en algunos meses, se votaba a puñados, o se falsificaban los recuentos.

Como vemos, la implantación del sufragio universal masculino no supuso la existencia de una democracia. La manipulación electoral, la fabricación de las Cortes y el turno pacífico continuaron después de 1890. En este sentido, el sistema de la Restauración favoreció la celebración de consultas electorales, pero la voluntad de los elec­tores no se expresaba de forma libre y directa sino que estaba sometida a procesos de manipulación y fraude, posibles por la existencia del caciquismo. El caciquismo (vid., texto de Joaquín Costa, pág., 200 del libro de texto) era la relación político-social que se establecía entre una persona -el cacique- y sus clientes. Los caciques intercambiaban con sus clientes vo­tos por favores, de modo que compensaban el apo­yo electoral con la entrega de cargos y prebendas, la realización de obras públicas, las recomendacio­nes, etc. Además, los caciques ejercían un patronazgo po­lítico en el que los electores se comportaban como clientes, a quienes protegían y defendían. Las relaciones entre el cacique y el cliente se basa­ban en la relación personal y en el interés políti­co mutuo. El arraigo del caciquismo fue más fuer­te y se mantuvo más tiempo en el ámbito rural que en las ciudades.


La práctica del turnismo (vid., pág., 198 del libro de texto)

Entre 1875-81 los conservadores se mantuvieron en el poder de manera continua (constitución 1876, ley electoral 1878, sufragio censitario, ventajas electorales para los distritos rurales más conservadores). Los fusionistas fueron llamados al gobierno por la corona en 1881 sin tener que recurrir a la violencia por primera vez aunque su gobierno fue breve. La alternancia pacífica en el poder alcanzó su punto álgido a partir del “PACTO DEL PARDO” en 1885 a partir del cual los conservadores ceden el poder a los liberales (1885-1890). Durante el gobierno largo de Sagasta se llevó a cabo una importante tarea de modernización del estado a través de las siguientes reformas:

·El Código de comercio (1885) y el Código civil (1889) que regularon las relaciones privadas
·La Ley de jurados (1887) y la Ley de Asociaciones (1887) que legalizó la formación de partidos políticos y sindicatos obreros
·Ley de Sufragio universal (1890) que vuelve a implantar el sufragio universal masculino, con limitación de su carácter de derecho para los mayores de 25 años, aunque algunas leyes quedaron en el debate parlamentario, como la reforma del ejército propuesta por el general Cassola.

Entre 1890 y 1892, Cánovas ocupa de nuevo la presidencia del Gobierno; desde esta fecha hasta 1895 le sucede Sagasta. Cánovas volverá al poder desde 1895 hasta agosto de 1897, fecha en la que es asesinado. A continuación Sagasta toma de nuevo el poder (hasta 1899) y finalmente los conservadores, con Francisco Silvela como nuevo líder, constituyeron el último turno del período de la regencia en marzo de 1901. Un año más tarde Alfonso XIII asumía la mayoría de edad y en 1903 moría Sagasta, momento en el que el partido empezó a dividirse originándose una lucha interna por el poder.


3. La oposición al sistema

CARLISMO Y NACIONALISMOS PERIFÉRICOS (pág. 201y 202 del libro de texto)

Del 1876-1888 los carlistas permanecieron en el exilio y practicaron una política de retraimiento. Hasta el 88 hubo una gran desorganización y divisiones internas. La disgregación se consumó en 1888 con la escisión de los integristas que eran partidarios de la no participación en la política y en la intransigencia católica. A partir de 1888 – 1890 se abrió una 2ª época en la que triunfaron los neocatólicos que eran partidarios de la vida política. Contaron con el apoyo de la jerarquía católica. La unión católica dirigida por Alejandro Piral, los cuales participaron en algún gobierno de Cánovas (conservador).



REPUBLICANISMO

Posición anticlerical, fe en el progreso y la defensa de políticas reformistas en materia social. Fragmentación por razones ideológicas y personales será la tónica dominante hasta el año 1903 que aparece la unión Republicana que aglutinará a todos partidos políticos. Su línea de acción se orientó en dos direcciones: los que confiaban en los pronunciamientos civiles y militares (Partido Republicano Radical), dirigida por Ruiz Zorrilla; y la que era partidaria de la lucha política electoral, dividida a su vez grupos como los posibilistas de Castelar (colaboradores de la monarquía); los federalistas de Pi y Margall, o los nacionalistas de Valentín Almirall o la Unión Republicana de Salmerón.

MOVIMIENTO OBRERO


Tres son sus rasgos característicos:
-Sindicalismo obrero no unitario cuyas principales vertientes fueron el socialismo y el anarquismo
-El peso del anarquismo en algunas zonas como Cataluña y Andalucía
-El apoyo al republicanismo político

Por su parte, el anarquismo se organizó a través de la creación de la Federación de Trabajadores de la región española. Fue precisamente en Andalucía donde tuvo lugar la Mano Negra en 1883: una supuesta organización clandestina de Cádiz y Jerez, responsables de delitos y asesinatos. La estrategia política anarquista se puede resumir en:

- La acción violenta como el asesinato de Cánovas
- La acción sindical como la reivindicación de la huelga general
- La producción cultural

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