jueves, 19 de marzo de 2009

EL UNIVERSO RACIONALISTA: DESCARTES




DESCARTES. TAREA (I) 3ª EVALUACIÓN


Lee el siguiente poema sacado del libro de Borges que lleva por título La cifra y responde a las cuestiones que se te plantean a continuación:




Descartes.

Soy el único hombre en la tierra y acaso no haya tierra ni hombre.
Acaso un dios me engaña.
Acaso un dios me ha condenado al tiempo, esa larga ilusión.
Sueño la luna y sueño mis ojos que perciben la luna.
He soñado la tarde y la mañana del primer día.
He soñado a Cartago y a las legiones que desolaron Cartago.
He soñado a Lucano.
He soñado la colina del Gólgota y las cruces de Roma.
He soñado la geometría.
He soñado el punto, la línea el plano y el volumen.
He soñado el amarrilo, el azul y el rojo.
He soñado mi enfermiza niñez.
He soñado los mapas y los reinos y aquel duelo en el alba.
He soñado el inconcebible dolor.
He soñado mi espada.
He soñado a Elizabeth de Bohemia.
He soñado la duda y la certidumbre.
He soñado el día de ayer.
Quizá no tuve ayer, quizá no he nacido.
Acaso sueño haber soñado.
Siento un poco de frío un poco de miedo.
Sobre el Danubio está la noche.
Seguiré soñando a Descartes y a la fe de sus padres.


  • Uno de los grandes temas de la filosofía cartesiana es el sueño al que hace mención magníficamente el poema de Borges. ¿Es la vida un sueño como afirmaba en la misma época Calderón de la Barca? ¿Por qué puede llegar a afirmar esto? ¿Qué realidad tienenlos sueños?
  • Siguiendo con el racionalismo cartesiano, una de las preguntas que todavía hoy podemos plantearnos es la de si nosotros todavía hoy seguimos siendo racionalistas. A este respecto Ortega y Gasset definía su filosofía como una superación del racionalismo. Valga este fragmento como botón de muestra:

"Si comparamos el estado de creencias en que el hombre europeo se halla hoy con el reinante hace no más treinta años, nos encontramos con que ha variado profundamente, por haberse alterado la convicción fundamental. La generación que florecía hacia 1900 ha sido la última de un amplísimo ciclo, iniciado a fines del siglo XVI y que se caracterizó porque sus hombres vivieron de la fe en la razón. ¿En qué consiste esta fe?
Si abrimos el Discurso del Método, que ha sido el programa clásico del tiempo nuevo, vemos que culmina en las siguientes frases: "Las largas cadenas de razones, todas sencillas y fáciles, de que acostumbran los geómetras a servirse para llegar a sus más difíciles demostraciones, me habían dado ocasión para imaginarme que todas las cosas, que puedan caer bajo el conocimiento de los hombres se siguen las unas a las otras en esta misma materia y que, sólo con cuidar de no recibir como verdadera ninguna que no lo sea y de guardar siempre el orden en que es preciso deducirlas unas de las otras, no puede haber ninguna tan remota que no pueda, a la postre, llegar a ella, ni tan oculta que no se la pueda descubrir.Estas palabras son el canto de gallo del racionalismo, la emoción de alborada que inició toda una edad, eso que llamamos la Edad Moderna. Esa Edad Moderna de la cual muchos piensan que hoy asistimos nada menos que a su agonía, a su canto del cisne. Y es innegable, por lo menos, que entre el estado de espíritu cartesiano y el nuestro existe no floja diferencia, ¡Qué alegría, qué tono de enérgico desafío al Universo, qué petulancia mañanera hay en esas magníficas palabras de Descartes! Ya lo han oído ustedes: aparte los misterios divinos, que por cortesía deja a un, lado, para este hombre no hay ningún problema que no sea soluble. Este hombre nos asegura que en el Universo no hay arcanos, no hay secretos irremediables ante los cuales la humanidad tenga que detenerse aterrorizada e inerme. El mundo que rodea por todas partes al hombre, y en existir dentro del cual consiste su vida, va a hacerse transparente a la mente humana hasta sus últimos entresijos. El hombre va, por fin, a saber la verdad sobre todo. Basta con que no se azore ante la complejidad de los problemas, con que no se deje obnubilar la mente por las pasiones: si usa con serenidad y dueño de sí el aparato de su intelecto, sobre todo si lo usa con buen orden, hallará que su facultad de pensar es ratio, razón, y que en la razón posee el hombre el poder como mágico de poner claridad en todo, de convertir en cristal lo más opaco, penetrándolo con el análisis y haciéndolo así patente. El mundo de la realidad y el mundo del pensamiento son – según esto – dos Cosmos que se corresponden, cada uno de ellos compacto y continuo, en que nada queda abrupto, aislado e inasequible, sino que de cualquiera de sus puntos podemos, sin intermisión y sin brinco, pasar a todos los demás y contemplar su conjunto. Puede, pues, el hombre con su razón hundirse tranquilamente en los fondos abisales del Universo, seguro de extraer al problema más remoto y al más hermético enigma la esencia de su verdad, como el buzo de Coromandel se sumerge en las profundidades del océano para reaparecer a poco trayendo entre los dientes la perla inestimable. En los últimos años del siglo XVI y en estos primeros del XVII en que Descartes medita, cree, pues, el hombre de Occidente que el mundo posee una estructura racional, es decir, que la realidad tiene una organización coincidente con la del intelecto humano, se entiende, con aquella forma del humano intelecto que es la más pura: con la razón matemática. Es ésta, por tanto, una clave maravillosa que proporciona al hombre un poder, ilimitado en principio, sobre las cosas en torno. Fue esta averiguación una bonísima fortuna. Porque imaginen ustedes que los europeos no hubiesen en aquella sazón conquistado esa creencia. En el siglo XVI, las gentes de Europa habían perdido la fe en Dios, en la revelación, bien porque la hubiesen en absoluto perdido, bien porque hubiese dejado en ellos de ser fe viva. Los teólogos hacen una distinción muy perspicaz y que pudiera aclararnos no pocas cosas del presente, una distinción entre la fe viva y, la fe inerte. Generalizando el asunto, yo formularía así, esta distinción: creemos en algo con fe viva cuando esa creencia nos basta para vivir, y creemos en algo con fe, muerta, con fe inerte, cuando, sin haberla abandonado, estando en ella todavía, no actúa eficazmente en nuestra, vida". (ORTEGA Y GASSET, La Historia como sistema).



  • Responde una vez leído el texto a las siguientes cuestiones: ¿Cómo presenta Ortega a Descartes y, por ende, al racionalismo? ¿Qué define el racionalismo según Ortega?¿Qué se necesita para obtener los logros que promete el racionalismo?¿Por qué dice que el racionalismo fue una "bonísima fortuna"'.
  • Lee la Segunda parte (fragmento sobre los preceptos del método) del Discurso del Método, y una vez que te haya quedado claro el contenido, resúmelo en una frase breve (paso 1º). Después, analiza el texto dividiéndolo en partes (paso 2º). Posteriormente contesta a las siguientes preguntas: ¿Por qué Descartes se muestra tan prudente a la hora de proceder? ¿Cuáles son las tres ciencias que Descartes conssidera para establecer su método? ¿Por qué las descarta? ¿Por qué el método ha de tener pocos pasos? ¿Qué razón de corte sociopolítico nos da? El fragmento puedes encontarlo en el siguiente enlace que te indico http://www.webdianoia.com/moderna/descartes/textos/desc_discur_ejer_2.htm
  • Lee un fragmento (1 a 3) de las Meditaciones metafísicas escritas en latín en 1641 y analiza dicha meditación siguiendo el siguiente esquema que te presento a continuación: información sobre el texto, relación con el conjunto de la obra cartesiana, señala la idea central así como la actualidad del texto. Vid., http://www.webdianoia.com/moderna/descartes/textos/desc_medi_1.htm



1 comentario:

  1. Hola Dani,somos Laura Tallada y Mareca.Tenemos una dudilla existencial sobre el trabajo de Descartes ; las primeras cuestiones hay que contestarlas según tu criterio, se sacan de las fotocopias o de dónde.


    UN CORDIAL SALUDO!
    esperamos tu respuesta.

    ResponderEliminar

A VUELTAS CON EL CONTRACTUALISMO

¿Cómo sería la vida del ser humano si no hubiera leyes ni gobierno? Las teorías contractualistas surgen en el mundo con el ascenso de...